miércoles, 23 de enero de 2013

Juicio al general Fanjul (Parte I)

1.El general de brigada Joaquín Fanjul, compadece por Rebelión  ante el Tribunal Supremo  (Fotografía AGA)

Cabizbajo, con un semblante serio, rígido como la piedra, Joaquín Fanjul miraba sus botas en el suelo. Se encontraba en el banquillo de los acusados, en la sala VI del Tribunal Supremo de la República. Recordaba la trama en la que llevaba implicado varios meses, y en esos instantes recordaba la plaza de toros de Pamplona, estaba a rebosar aquella tarde de julio. Las casi catorce mil localidades con que contaba eran ocupadas por el alegre gentío en un ambiente colorido y teñido de sepia por el sol. Los bravos toros que habían sacudido las calles esa misma mañana, eran pasados ahora a cuchillo por algunos de los diestros más reconocidos en el país que esa misma semana de Julio se dejaban caer por la capital navarra.

Desde la consecución popular de la República, el entonces general Fanjul conspiró contra la misma. Tras impulsarse las primeras medidas reformistas del ámbito militar desarrolladas por el Ministerio de la Guerra, capitalizado por Manuel Azaña en aquel entonces, dió un paso al frente para convertirse en uno de los fundadores de la Unión Militar Española (UME). Pero tras las elecciones de Febrero de 1936, al igual que muchos militares reaccionarios, sus convicciones se determinaron en impetuosidad por estrangular a la República.

Pamplona se había convertido en los meses previos al golpe de estado en el nido de la Conspiración. Allí residía el general Emilio Mola Vidal, principal cabecilla estratégico de la camarilla militar rebelde, se hacía llamar ''el director''. Era en el corazón de Navarra, dónde Mola se reunió y agasajó a los militares, oligarcas y otras personalidades clave para el desarrollo ulterior del golpe. Al igual que Queipo de Llano, Fal Conde (lider carlista que tenía situado cerca de su impuesto destino), Fernández Cordón, y tantos otros altos oficiales del Ejército, Fánjul había disfrutado con él de los Sanfermines, con la intención de ultimar los detalles miitares para la conspiración en Madrid.

Tras ver los toros, pasearon por la Plaza del Castillo, dónde refrescaron el gaznate con algun refrigerio ó licor, y posiblemente allí la conversación se pondría interesante para terminarse con más calma en casa del mismo Mola. El golpe de estado en Madrid queda encargado al general Villegas, pero es posible que el mismo ''director'' intuyera alguna de las dudas que demostraría en el momento del alzamiento militar en Madrid, y por ello designara a Fanjul la misión de subsanar esa posible indecisión y tomar el mando en nombre de Mola. En cualquier caso, el paso al frente que da Fanjul el 19 de Julio, introduciéndose en el Cuartel de la Montaña vestido de civil, ocultando su identidad, a través de alguno de los postigos, muestra el grado de concienciación y su total disposición para con la causa antidemocrática. Para muestra el documento de la Comisión de Incidencia del cuartel de la Montaña1 muestra las siguientes afirmaciones:

''Hoy es 18 de Julio. Empiezan los enlaces del cuartel con los Generales, con los cuerpos de la Guarnición y las organizaciones de Derechas diversas.''

En el mismo documento se explica las órdenes que da Fanjul: consiste en organizar a la tropa de la Montaña mediante un discurso ambiguo y confuso, contactar con el Tt.e Coronel Alvárez Rementería Jefe del Batallón de Zapadores de Campamento (del que hablábamos en el anterior capítulo que murió ese mismo día en circunstancias inexplicadas) y ordenarle la salida de una de sus columnas a caballo hacia la Montaña apra poder converger con als fuerzas de Fanjul sobre Madrid.
La responsabilidad de Fanjul era la máxima del golpe en Madrid, Villegas seguía missing.

Estaban a 17 de agosto, se cumplía un mes exacto del inicio del alzamiento en armas contra la democracia. La defensa del general corría a cargo de su hijo, José Manuel Fanjul, quién poco más tarde ocuparía el cargo de vicesecretario general del Gobierno de Burgos y durante el régimen franquista sería varias veces procurador en las cortes de la dictadura. Tras un alegato de apenas 15 páginas2 la defensa de Joaquín Fanjul insistió en el no reconocimiento de la autoridad gubernamental de Madrid. La República había capturado con vida al máximo responsable de la conspiración en Madrid, para él se exigía la pena máxima del código militar del Ejército por Rebelión y Traición: la ejecución. Pero eso será en la próxima entrega.

1Documento oficial de dicha comisión
2El alegato puedo encontrarse íntegro en la Casua General.

1 comentario: