1.Algunas fuerzas de artillería y guardias de asalto junto con milicianos celebran el triunfo sobre la Montaña.(AGA)
Madrid
y Barcelona representaban los dos puntos neurálgicos y dos de los
objetivos más ansiados por las fuerzas facciosas. Su importancia se
debía a la riqueza económica y demográfica del territorio, así
como su importancia política y social. Ambas urbes fueron
mantenidas con gran acierto por la República, y su pérdida pudo
haber sentenciado el sino de la guerra. Por el contrario, el
alzamiento triunfó en la VIII ª División Orgánica de la Coruña, en Valladolid (la VII ª D.O. al mando del general José Saliquet) y
Burgos (la VI ª que cayó en poder de las fuerzas del general Mola).
Las de Zaragoza y Sevilla quedarían divididas,pero sus centros
principales quedarían pronto en manos de los rebeldes. El avance de
las tropas traidoras a través de Andalucía y Extremedura
gracias al efectivo paso del Estrecho de Gibraltar1
y la consiguiente toma de Sevilla2
por el general Gonzalo Queipo de Llano, permitió una rápida
penetración y extensión militar por el interior de la Península.
Paseando hoy por el parque del Templo de Debod en Madrid
sólo podemos imaginarnos e intuir lo que fue el emplazamiento del
Cuartel de la Montaña. Han subsistido al paso del tiempo las
fotografías, bonitas tarjetas postales, sus planos de construcción
y los testimonios que aún lo recuerdan erigido. Poco puede vislumbrarse sobre uno de los episodios más importantes acaecidos durante el conflicto en la capital. Tan sólo una escultura, un hombre que parece muerto, pero sin placa alguna que recuerde ó explique a los viandantes los hechos de nuestra más reciente historia.
2.Algunas de las armas tomadas tras el asalto al cuartel. (AGA)
3.Vista aérea del Cuartel de la Montaña tras la Guerra de España.
Sobre la cima de la
colina de Príncipe Pío se construyó en 1860, durante el reinado de
Isabel II, un cuartel a modo de guarnición para controlar y proteger
el acceso al Palacio de Oriente. A
pesar de lo muy modificado y alterado del entorno, subir a lo alto
del cerro convertido en parque permite comprender la importancia
estratégica de esta posición
.
La noticia de la
sublevación del Ejército de África en el norte de Marruecos corrió
como la pólvora. Desde la misma tarde del alzamiento (día 17) la
noticia se propagó por la península a través de la radio, y los
diarios lo recogerían con gran interés en las portadas de sus
tiradas a escala nacional y regional. Al día siguiente se conoció
en Madrid la noticia sobre la sublevación militar en otros puntos de
la península, así como en los archipiélagos de las islas Canarias
y las Baleares.
Emilio Mola, había
sido el encargado de orquestar y dirigir el alzamiento. La idea de
maniobra era alcanzar la insurrección en el mayor número de
ciudades posibles y convergir sobre Madrid, pues el éxito del
alzamiento en la capital se preveía altamente difícil. En Madrid,
el peso del alzamiento se había designado al general Villegas. Pero
las dudas e incertidumbre de éste, acabaron convirtiéndose en
cautelosa pasividad, lo que dió paso a que el general Fanjul tomará
su protagonismo en los primeros compases del golpe de estado.
La Iª División
Orgánica, la de Madrid, contaba con una guarnición cercana a los
nueve mil efectivos3
en los días previos al alzamiento. Quedaba en estos momentos al
cargo del general de división José Miaja Menant. Sus fuerzas se
distribuían entre los cuarteles del centro y de la periferia de la
capital. En la villa se encontraban los parques y cuarteles de Conde
Duque, Pacífico, el de María Cristina y el de la Montaña. Entorno
a la periferia se encontraban los acantonamientos de El Pardo,
Vicálvaro, y los situados al sur de Madrid, es decir los de Leganés,
Cuatro Vientos, Carabanchel y Getafe. Además de las fuerzas
militares existían distribuidos en Madrid y sus alrededores un total
cercano a los seis mil efectivos de las fuerzas de orden público.4
Uno de los problemas
tácticos sobre el alzamiento en Madrid viene derivado por los
famosos cerrojos
de fusilería.
El gobierno de Casares Quiroga, durante las primeras semanas
consecutivas al golpe militar, se había mostrado reacio ante la idea
de ceder y entregar armas y municiones a los partidos y sindicatos
adictos al Frente Popular. Será con José Giral cuando se entreguen
los primeros lotes de armamento para la formación de milicias
populares. En 1934, el ministro de guerra Diego Hidalgo5
ordenó un plan para contribuir a la seguridad nacional frente a una
posible rebelión ó revolución popular. El plan consistía
básicamente en separar los cerrojos de sus correspondientes fusiles.
Desde finales del siglo XIX la mayoría de ejércitos europeos había
incorporado los fusiles de cerrojo al armamento de sus ejércitos. El
ejército español adoptó el fusil Mauser como arma reglamentaria
por decreto de diciembre de 1893. El mecanismo de estos fusiles
quedaba inhabilitado al prescindir de su cerrojo.
Para hacernos una
idea. El cerrojo, pieza llamada así como referencia a los de las
puerta a los que recuerda, permitía introducir el peine que carga
los cartuchos y extraer el casquillo disparado al cargar el siguiente
cartucho. Pues bien, como decíamos, el fin consistía en reducir el
acceso de la población o de un posible grupo rebelde a las armas
largas. Para ello se custodiaban en puntos distintos. El Parque de
Artillería de Madrid custodiaba en 1936 con 50.000 fusiles, pero
éste sólo albergaba 5.000 cerrojos. Por el contrario, el Cuartel de
la Montaña custodiaba unos 45.000 cerrojos para fusil, además de
otras armas.
Su estructura rectangular seguía en pleno
funcionamiento en las vísperas del golpe de estado. Los pabellones
del cuartel tenían una capacidad suficiente para albergar una
guarnición cercana a los tres mil efectivos. Pero en las jornadas
posteriores al alzamiento, las del 19 y el 20 de julio, la tropa
acantonada en el cuartel no alcanzaba los 1200 efectivos. De éstos
la oficialidad constituía un grueso de unos 150 oficiales6.
Esto se debe en gran parte a que durante el verano se concedían
cantidad de permisos entre la tropa. El general Fanjul se introdujo
días antes vestido de paisano a través de uno de los portillos que
daban al pabellón de infantería.7
Desde allí debía dirigir la sublevación de la tropa, pese a no
tener mando directo con éstas. A los efectivos existentes en el
cuartel, se le sumaron algunas decenas de falangistas.
La idea del alzamiento en Madrid consistía en alcanzar
el triunfo del alzamiento en la mayoría de cuarteles posibles en la
periferia, para así convergir sobre los puntos neurálgicos de la
capital y facilitar la entrada de las columnas que marchaban desde el
norte peninsular. Pero tal orden no llega a darse, en lugar de salir
a tomar posiciones, Fanjul decide hacerse fuerte en el cuartel y
esperar los refuerzos que pudiera enviarle García de la Herrán8
desde Carabanchel para entrar en fuego junto con las tropas de Mola
que avanzan sobre Madrid. Tal ayuda nunca llega. La tropa se
posiciona y emplaza ametralladoras en los accesos al cuartel. En su
interior los oficales redactan un bando de alzamiento, lo firma el
general Fanjul. En él se autoprocalama general de la Iª División
Orgánica, y exhorta a las masas trabajadoras a ''acatar'' el mando
militar del Estado:
El Ejército español, dispuesto a salvar a España de la ignominia y dispuesto a que no sigan gobernando bandas de asesinos ni organizaciones internacionales, toma por plazo breve la dirección política de España con el exclusivo objeto de mantener el orden público y el respeto a la propiedad privada y a las personas.
Para la eficacia de este propósito, yo, General de División, tomo el mando de la primera División orgánica del Ejército, y ordeno y mando(...)
Para evitar un día de luto al pueblo de Madrid, espero que todos colaborarán a la obra de patriotismo que inicia el Ejército, quien no sale de sus cuarteles combatiendo a ningún régimen, sino a los hombres causantes de la situación actual que lo han deshonrado.
Exhorto a los obreros a que mantengan una actitud patriótica de acatamiento, porque este movimiento tiende, en primer término, a librarlos de la Dictadura de los hombres que los rigen y que los están hundiendo en la mayor miseria. ¡Tened presente, obreros españoles, que el Ejército, cuya masa sale de vuestras filas y por cuyas venas corre vuestra sangre, no os abandonará en la obra de la justicia que hay que realizar.
¡¡Viva España!! ¡¡Viva la República!! ¡¡Viva el Ejército!
Las fuerzas leales al gobierno forman una masa de asalto en la jornada siguiente a fin de doblegar el cuartel alzado cuya guarnición se ha atrincherado. Ésta se compone de efectivos del ejército, y fuerzas de orden público como la Guardia Civil y la Guardia de Asalto. Ésta quedaba comandada por los oficiales leales. La Iª División Orgánica contó con un alto índice de apoyo entre la oficialidad del Ejército y los cuerpos de orden público. Así podemos destacar el papel del general de la división, ó el general Sebastián Pozas Perea, así como Hidalgo de Cisneros que realizó importantes labores para verificar y garantizar la lealtad de los aeródromos de Madrid en los primeros días que siguen al alzamiento. La multitud se aglutina entorno a las cercanías de la calle Ferraz, la noticia del sitio del cuartel se ha extendido. A las fuerzas armadas se les unen numerosos contigentes de milicia popular que esperan el momento del asalto final al cuartel. La batería (se contaba con varias piezas artilleras del 75,del 105 y hasta alguna de gran calibre como del 155), dirigida por el teniente de artillería Orad de la Torre9 hicieron fuego sobre el cuartel. La aviación soltó sobre el cuartel propaganda en forma de pasquines incitando a la tropa a la rendición en pos de la legalidad republicana. Los pasquines rezaban ''Soldados, no obedezcáis las órdenes de vuestros oficiales, pues el gobierno de la república os ha licenciado.''10
Tras varios amagos de rendición, los facciosos vuelven a desplegar la bandera blanca en señal de rendición. La anterior vez, al ver esta bandera la milicia se lanzó enfurecida ontra el cuartel y las ametralladoras abriern fuego. Pero esta vez los efectivos de la Guardia Civil asaltan el cuartel gracias a las brechas producidas por la artillería. Según la Comisión de Incidencias del Cuartel de la Montaña el número de las fuerzas asaltantes superaba los 48.000 y ''dejaron 3.000'' bajas. Nada más lejos de la realidad. Las tropas de Ejército y cuerpos de orden y seguridad no alcanzaban las 18.000 unidades repartidas en toda la ciudad. El combate es cruento, más de la mitad de los oficiales muere en el asalto. El resto han caído heridos ó han sido hecho prisioneros. Entre las detenciones se encuentra el máximo promotor del alzamiento de la tropa, el general Fanjul, que junto a los demás oficiales va a ser juzgado a mediados de Agosto y ejecutado por Traición, como tendremos ocasión de ver.
Dos días después de la sublevación, en Madrid no había futuro posible para los generales alzados. Tan sólo una unidad, el Regimiento de Transmisiones del cuartel de El Pardo, logra evadirse en camiones a la zona controlada por los golpistas, dónde se unen a las fuerzas del general Mola, llevando consigo a un importante rehén, el hijo de Francisco Largo Caballero que estaba destinado en esta unidad. En definitiva, el alzamiento había fracasado en el punto de mayor importancia estratégica, política y económica del país. La capital de España supo descomponer la rebelión facciosa y mantener la legalidad constituida. El ánimo popular y de las fuerzas del estado es jovial en Madrid, pese a los muchos muertos en el asalto, se han conseguido armas con las que esperan batir pronto al enemigo de la democracia. El aplastamiento de los golpistas del Cuartel de la Montaña, y en Madrid en definitiva, fue el primer garante para la supervivencia de la joven República.
1Ver:
La ayuda de Mussolini a Franco
en la Guerra Civil Española,de
José Miguel Campo Rizo ; El porqué del 18
de Julio y después,de
Julio Aróstegui; La Alemania nazi y
el 18 de Julio,de
Ángel Viñas.
2Sevilla
y su guarnición militar se convirtió en la base de partida y
organización para las columnas encargadas del avance desde el sur
hacia la capital de España.
3Existe
cierta disparidad entorno a la cifra de fuerzas distribuidas en los
cuarteles de Madrid. Aróstegui (2006) ofrece la cifra de 8000
hombres. He decidido emplear la cifra que arroja M. García Venero
(1972) Aunque es posible que la ofrecida por Aróstegui no ande
desencaminada, pues en pleno verano se concedían multitud de
permisos. Esta se basa en las listas realizadas durante la revista
de tropas a fecha 1 de julio del mismo año, supone un total de
9.125 efectivos distribuidos de tal manera:
Infantería:
3.403 hombres, 72 piezas de campaña.
Artillería:
1.847 hombres, 1.427 caballos
Caballería:
228 hombres, 307 caballos
Ingenieros:
3.167 hombres
Intendencia:
437 hombres
Sanidad:
360 hombres
E.M.
Brigada Obrera: 124 hombres
TOTALES:
9.515 hombres
1.734 caballos
72 piezas
de campaña
4De
estas fuerzas, la Guardia Civil tenía destinados en Madrid un total
de 2.735 agentes por aquel entonces. A tal cifra había de unirse
los efectivos de los cuerpos de Guardia de Asalto y del de
Carabineros.
5Seguramente,
el lector recuerde mejor de él su papel como encargado de organizar
el aplastamiento de la revolución de Asturias de 1934,siendo
ministro de guerra durante el gobierno radical-cedista. Para ello
contaba con la ayuda de un joven general a modo de asesor personal:
Francisco Franco.
6Cardona,Gabriel
7Según
Aróstegui (2006) Fánjul se habría introducido en el cuartel el
día 19 y se habría pronunciado en nombre del general Villegas.
8El
general de Brigada, procedente del cuerpo de Ingenieros, Miguel
García de la Herrán era el encargado de desarrollar el alzamiento
en los cuarteles de Carabanchel. Pese a un primer amago de
sublevación, la tropa finalmente no se úne al alzamiento. García
de la Herrán resultó muerto en extrañas circunstancias en un
tiroteo en la jornada del 20,que todavía hoy no han conseguido
aclararse.
9Urbano
Orad de la Torre se incorporó a la UMRA desde los primeros momentos
posteriroes a su fundación.
10Testimonio
de Bibiano Morcillo, oficial de artillería del Ejército Popular.
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